Ayer llegué de mis vacaciones en España, que me han servido para descubrir las grandes diferencias entre correr a pleno sol o bajo el frío invernal europeo. Ahora es invierno en España y verano en Brasil. Durante el mes de diciembre esperaba mejorar mucho mi preparación física de cara a la media maratón de abril, pero por distintos motivos no pudo ser. Uno de ellos, tal vez, el principal, las altas temperaturas del verano brasileño.
Como ya he contado en alguna ocasión, es realmente complicado entrenar entre 35 y 40 grados. Pensé que me estaba acostumbrando, aunque me está resultando mucho más difícil de lo esperado. Salía a correr y en poco tiempo me sentía muy cansado, con mucha sed y sin ganas de continuar. Por momentos, continuaba caminando y después corría de nuevo. Era una situación que me estaba desesperando, pues sentía no que iba a estar al nivel adecuado para correr 21km y empezaba a verlo como una barrera psicológica. Por otro lado, sabía que durante el mes de enero iba a pasar 3 semanas en España y allí podria entrenar a una temperatura más adecuada.
En Europa se esperaba uno de los inviernos con temperaturas más bajas y para mí ha sido una bendición. Desde el primer día no tuve problema en correr a menos de 5 grados durante una hora. Era lo que necesitaba. Salía mucho más abrigado, de hecho, un día tuve que salir con dos calcetines en cada pie y aun así sentí frío, pero a medida que iba corriendo el cuerpo entraba en calor y me sentía realmente bien, además, hacía tanto frío que no apetecía parar ni un segundo. Estas tres semanas me han servido para alcanzar el estado de forma que necesitaba.
Hoy, ya de vuelta a Brasil, he salido a correr con muchas ganas para volver a ponerme de nuevo a prueba bajo el sol y el día ha resultado ser un auténtico fracaso. No he conseguido correr ni 20 minutos. Había algunas nubes y hacía algo de viento, pensé que me ayudaría
pero no ha servido de nada, el sol calienta con demasiada fuerza. A partir de ahora solo haré tiradas largas de madrugada, saldré a las seis y media de la mañana, el único horario que permite correr durante más de una hora a una temperatura aceptable.
En fin, no sé vosotros, pero a mí el calor no me sienta bien, mientras que en el frío me siento cómodo. Supongo que a algunos os pasará lo contrario. De cualquiera de las maneras, el tiempo es un factor tan a tener en cuenta como cualquier otro y un buen corredor, profesional o no, debe aprender a dominarlo.
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